sábado, 2 de febrero de 2013

POR AMOR



Aunque ya han pasado muchos años....el recuerdo, el desasosiego, la desesperanza, el dolor y otros muchos sentimientos son los que sentí, han sentido, sienten y sentirán muchas madres al lado de la cama de una U.C.I.

 Ayer estuve con Sara, una fisio que conocí hace mucho tiempo, y después de hablar con ella, por la noche, pensando en todo lo que le ha ocurrido a ella y a mí, volví a recordar todo lo que se puede llegar a sentir al lado de una cama de la U.C.I.

 Sara fue mamá de Hugo hace en par de años, pero Hugo desgraciadamente murió.

 Ayer, al volver a ver en los ojos de Sara la tristeza, el recuerdo constante, la soledad....volví a recordar.

 El caso de Hugo había sido parecido al de Aser, polimalformaciones varias, aunque en el caso de Hugo la gravedad y el deterioro eran mayores.
Hugo murió en octubre del 2011.

Duro, muy duro para unos padres sentir todo ese drama, pero quizás lo más duro es sentir que la muerte de ese ser querido haya sido lo mejor que podría pasar.

¿Por qué?  POR AMOR
 
  
 
Sí, por amor. Por amor, porque aunque sea el dolor más inexplicable y más horrible de sentir, que te quiebra las entrañas y te deja sin aliento, sabes, sabemos que es lo mejor.

Porque la vida que les espera es dolorosísima, llena de tratamientos, interminables pruebas, ingresos hospitalarios constantes y dolor, mucho dolor. Aunque muchas veces esos angelitos no sean capaces de entender, que todo lo que han sentido en su corta vida ha sido eso, dolor y que nunca van a poder experimentar otra cosa que no sea eso, dolor.

Porque el sufrimiento para ellos, para esos niños, el sufrimiento que van a tener que soportar a lo largo de su vida, va a ser tan, tan duro, tan grande y tan  interminable, que lo mejor para ellos es que dejen de sufrir, que cierren sus ojitos y que se lleven de recuerdo un beso interminable de esas personas que incansablemente han estado ahí, al lado de una camita de la U.C.I.

Sé que para muchos de vosotros que estáis leyendo estas líneas, se inexplicable y difícil de entender que una madre pueda desear la muerte de un hijo, pero sí a veces sucede.

Y aunque desearlo no sea la palabra más correcta, cuando el desenlace se produce, tu mente te dice que ha sido lo mejor, no para ti, sino para él.



 
 
Sirvan estas líneas de homenaje a todas aquellas personas que han estado al lado de una cama, sonriendo cuando estaban muriendo por dentro, aguantando ese torrente de lágrimas y dando besos interminables y que aunque la conciencia no lo permita, POR AMOR, han deseado que ese sufrimiento acabase cuanto antes , cuando ya sabían que la mejoría era simplemente un sueño.

POR AMOR